En diseño de producto nos enseñan a seguir metodologías:
- Centradas en las personas
- Ágiles
- Iterativas
- Basadas en experimentación
Y sí, muchas veces funcionan. Pero otras tantas, simplemente no alcanzan.
Nos obsesionamos tanto con “hacer bien la metodología” que olvidamos mirar el problema con una perspectiva fresca.
Seguimos avanzando con convicción, como quien intenta cruzar un pantano en bote. Y claro, el bote es nuestra metodología…
¿Pero qué pasa si el camino no es atravesarlo, sino rodearlo?
Las metodologías no son infalibles. No están diseñadas para resolverlo todo. Y los sistemas donde trabajamos son cada vez más dinámicos, cambiantes y complejos.
Por eso, aquí van algunas ideas para no perdernos entre los métodos cuando diseñamos productos:
1. La empatía sin contexto es inútil
Creemos que la metodología centrada en las personas funciona porque investigamos, hacemos entrevistas, empatizamos.
Pero olvidamos mirar otras industrias, otros usuarios, otras soluciones.
Nos cuesta innovar cuando nos aferramos a replicar métodos sin abrir la mirada. A veces, la mejor inspiración está en otro rubro.
2. Busca ayuda donde menos lo esperas
Pedir opinión a personas que no tienen idea del producto puede ser más útil de lo que crees.
No desde el rol de “tester”, sino como especialistas en otras disciplinas: psicología, arquitectura, ventas, logística…
La colaboración interdisciplinaria no siempre está en los frameworks de UX, pero es clave para ver lo que no estás viendo.
3. No confundas metodología con resolución de problemas
Decimos que seguimos Agile, UX, Lean, etc.
Pero aplicar métodos no garantiza impacto. No porque hagas un Sprint vas a encontrar una buena solución.
La pregunta correcta no es "¿qué método viene ahora?", sino "¿qué problema quiero resolver y qué herramientas me ayudan realmente a hacerlo?"
Entonces, ¿cómo elegir un buen camino?
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Conoce tu producto: ¿Qué busca el negocio? ¿Dónde está fallando? ¿Qué dolores son constantes? ¿Qué limitaciones hay? Si no entendemos eso, estamos trabajando en falso.
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Conoce el mercado:¿Qué productos comparten el espacio con el tuyo? ¿Qué expectativas tienen los usuarios de una solución en esta categoría? A veces la clave está en las referencias externas, no internas.
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Conoce a tus usuarios, de verdad: No se trata de que entiendan tu producto. Se trata de que sientan que resuelven algo con él. Que recuerden que funciona, que confíen, que lo elijan. Observa qué marcas usan, cómo compran, qué promesas creen. Eso también es diseño.
La metodología es una herramienta, no un camino obligatorio
Podemos usarla, adaptarla, saltarla, mezclarla.
Pero nunca debe cegarnos. Porque a veces, para salir del pantano, no necesitamos un mejor bote…
Solo necesitamos mirar el mapa desde más arriba.