El futuro del trabajo es atómico | Sergio Nouvel
¿Cómo sería un mundo donde todas las empresas tienen de una a tres personas? ¿Qué pasaría si pudieras crear cualquier producto que se te ocurriera, sin dificultades, al instante? ¿Dónde quedamos las personas en una época donde las máquinas y los algoritmos pueden hacer prácticamente lo que sea?
Estas son las preguntas que intenta responder —y se aventura a hacerlo— Sergio Nouvel. Esta fue la charla de apertura de la conferencia 2024 de 9punto5, que organizamos desde 2016 para hablar de tecnología, cultura y el futuro del trabajo.
En la charla inaugural de la conferencia, Sergio Nouvel, cofundador y CEO de Get on Board comparte su visión sobre cómo la tecnología —especialmente la inteligencia artificial— está transformando radicalmente el futuro del trabajo.
Busca ejemplos y genera reflexiones para ir por una tesis: en el año 2035 un empresa completa podría ser de apenas tres personas, o incluso de una sola persona.
Sergio cree que como crear productos será 100 veces más barato y 100 veces rápido que hoy, esto nos llevará a una “era atómica”, de hiper-nicos e hiper-perzonalización de productos.
Esto traerá como consecuencia, la desaparición de roles y puestos de trabajo tal como las conocemos hoy. Llevándonos a profesionales hiper-especializados, a la creación de micro o nanoe-mpresas capaces de atender nichos cada vez más pequeños.
Sergio también plantea que la IA reducirá las barreras técnicas, cognitivas, y económicas para emprender. Abriendo el camino a un acceso universal a la innovación. Por lo que se plantea el reto de preguntarnos qué papel ocuparán los humanos en un mundo donde todo o mucho se puede llegar a automatizar y personalizar, y cómo descubriremos y crearemos los nuevos nichos y estéticas que darán forma a este futuro.
Vamos con la transcripción de esta interesante charla que puedes, también escuchar en Spotify.
Transcripción
Soy cofundador y CEO de Get on Board, una plataforma que se dedica, desde hace muchos años (de hecho, cuando di la primera charla acá, ya estaba metido en eso), a conectar talento con empresas tecnológicas que valen la pena. Talento como ustedes, con empresas como las de ustedes.
Lo que voy a hablar no tiene, tangencialmente, que ver con eso. Yo creo que esta es la única conferencia suficientemente ñoña para poder compartirles lo que les voy a compartir. Y, la verdad, es que, como les digo, esto tiene, tangencialmente, que ver con Get on Board. Es más una volada que me he estado pegando y que necesito decírselo a alguien. Creo que este es el lugar correcto. Como les digo, yo no sé si en otra conferencia podría pegarme esta volada.
No es la primera vez que hago el ejercicio de hacer una predicción. En 2015, escribí en UX Magazine sobre cómo el diseño web, que en ese tiempo estaba súper en boga, se iba a morir. Me odiaron mucho, pero si lo vuelven a leer, es un artículo que envejeció bastante bien.
Así que, aquí vamos de vuelta: ¡abróchense los cinturones y acompáñenme en el viaje al 2035! Les voy a contar de qué se trata su trabajo en 2035:
- Esta es tu oficina: vives, tal vez, en Valdivia, o en algún lugarcito recóndito en la montaña, en la playa o donde se nos antoje.
- Tu empresa tiene tres personas en total, toda la empresa. Y no, no es una startup (no acaba de empezar): tu empresa tiene tres personas.
- No tienes un título definido. Tu rol no es claro; simplemente eres cofounder, y eso es lo más definido que puede llegar a estar tu función.
- Trabajas orquestando muchas cosas: orquestas servicios, orquestas aplicaciones, APIs. Digamos que tu trabajo del día a día se compone de elegir y orquestar.
- Diriges los productos que consumes.
- Tu propio negocio es absolutamente personalizado. Lo que tú produces tiene un nicho muy pequeño y, para esas personas que lo compran, o para esos negocios que lo compran, se siente hecho específicamente para ellos.
- Todo lo que tú consumes en el día a día—las aplicaciones que usas, los servicios que consumes, los productos que utilizas—se siente hecho a la medida para ti. Nadie usa lo mismo y nadie consume lo mismo. (Es un poco como el canal de Óscar; los más viejos se acordarán de esa referencia de Plan Z).
¿Cómo te descubren? ¿Cómo haces que tu negocio se dé a conocer en este mundo tan atómico, tan hiperpersonalizado?
Hay marketplaces donde tú lanzas tus productos, postulas tu servicio. Tu producto automáticamente es comprado, automáticamente adquirido. Empiezas a tener plata el mismo día en que lo lanzas, y empieza a ser, digamos, comprado “programáticamente” por montones de otros servicios.
Cuando digo que el futuro del trabajo es atómico, atómico puede significar muchas cosas. Por ahí alguien me dijo: “Ah, yo pensaba que atómico era que era bacán”. Pero no sé si es bacán; no sé si esto es una utopía o una distopía. No lo sé.
Pero, cuando hablo de “atómico”, me refiero a nanoempresas hiperpersonalizadas. Y ese, digamos, es… son las dos grandes cosas que quiero exponerles hoy día.
Creo que las empresas del futuro van a tener de una a tres personas, y no estoy hablando de startups. La mayoría de las empresas del futuro, o la empresa típica del futuro, la organización típica del futuro, va a tener de una a tres personas. Me voy a dedicar el resto de esta charla a explicarles por qué.
100x más barato y 100x más rápido
Están pasando tres cosas muy locas y, por mucho que hace rato el taxista ya nos hable de inteligencia artificial, creo que casi nadie le ha tomado el peso a estas tres cosas que están pasando:
- La primera es que la inteligencia artificial y otras tecnologías están bajando el costo de construir productos en un factor de 100x. Esto está pasando ahora. Esto no es una predicción. El costo de construir productos está comenzando a disminuir en un factor de 100x.
- De la misma forma, la inteligencia artificial y otras tecnologías están acelerando la velocidad en un factor de 100x. Y no es lo mismo, porque algo puede salirte 100 veces más barato pero tomarte la misma cantidad de tiempo, o algo puede salirte 100 veces más rápido pero costarte lo mismo. Ahora lo estás haciendo 100 veces más rápido y te está saliendo 100 veces más barato.
- Además, la inteligencia artificial está bajando la barrera de conocimiento para poder construir una aplicación a cero. (No está todavía en cero, pero está tendiendo a cero).
Y eso está pasando ahora. Hay una aplicación que se llama Bolt, donde, con un prompt y sin necesidad de saber nada de código, escribes qué quieres y, en 25 segundos, tienes una aplicación construida y corriendo en tu navegador. Eso está pasando ahora. No necesitas saber nada de código y, luego, con más prompts, la sigues conectando y la sigues mejorando. Eso está sucediendo en estos momentos.
Producción personalizada
Así que, cada vez, es menos necesario producir en serie. Y esto es otra cosa a la que no le hemos tomado el peso: los negocios de productos personalizados, como tazones y poleras, hace 30 años atrás no existían. ¿Se han preguntado por qué? Porque no existía la tecnología para producir cosas por unidad. La impresión 3D está permitiendo producir por unidad cualquier cosa.
Nacimos en un mundo donde las cosas se tenían que fabricar en serie, se tenían que fabricar a escala, donde era necesario replicarlas por 1.000, por 10.000 o por 100.000 para que fuera viable.
Entonces, todos teníamos que comprar la misma polera en Falabella; todos teníamos que comprar el mismo tazón. Hacerle un tazón a mi papá por su cumpleaños era imposible. O sea, ¿quién te lo iba a hacer, a menos que lo pintaras a mano?
Las tecnologías están llevándonos a que, cada vez, sea menos necesario producir cosas en serie. Y no le hemos tomado el peso a las consecuencias de eso.
Entonces, procesemos estas ideas:
Si podemos construir productos que son 100 veces más baratos y las economías de escala dejan de ser un límite, como lo han sido hasta ahora, entonces podemos construir productos 100 veces más personalizados con el mismo costo.
O sea, si yo tengo una aplicación, un chat, un banco o lo que sea, y me sale 100 veces más barato hacerlo, puedo generar 100 copias personalizadas para atender a 100 grupos de personas de manera mucho más específica y directa.
Y, si el costo de lanzar startups está bajando y tendiendo a cero, porque ya el costo de hacer un MVP con algo como Bolt es cero (Bolt salió hace como dos semanas, por eso les digo que esto está pasando ahora), entonces podemos atender nichos de mercado mucho más pequeños.
Acceso universal al emprendimiento
¿El tamaño del mercado dejará de ser relevante?
Sé que hay muchas personas emprendiendo acá, y cuando uno emprende tiene que pensar en el tamaño del mercado. Mientras más grande el mercado, mejor, porque es caro construir cosas, es caro montar aplicaciones, es caro hacer productos. Obviamente, tienes que poder rentabilizar, y para eso necesitas vendérselo a mucha gente.
Pero, ¿qué pasa si el costo se va a cero? Puedes atender micronichos de mercado. Y si la barrera de entrada cognitiva para lanzar startups y construir aplicaciones tiende a cero, cualquier persona puede ser parte de las startups del futuro.
Y cuando digo “cualquiera”, es cualquiera. Da lo mismo su nivel de educación, da lo mismo su nivel de preparación, da lo mismo sus conexiones sociales. Si necesito cero cognición, solo necesito tener una idea. Cualquiera, potencialmente, puede tener una idea.
Eso no significa que todo el mundo lo va a hacer. Pero cualquier persona va a poder hacer las startups del futuro.
Hay un libro que a mí me encanta, que se llama What Technology Wants. Lamentablemente, no está en español —no sé por qué, porque tiene como 20 años—, y es de Kevin Kelly, el fundador de la revista Wired. En este libro, habla de cómo la tecnología tiene ciertas tendencias propias: se mueve con su propio ritmo, es un ser vivo con su propia voluntad. Más allá de lo que a nosotros, los humanos, nos importa o queremos, la tecnología avanza, por un lado o por otro, en ciertas direcciones que no se detienen ni se revierten.
La tecnología progresa continuamente hacia ser más barata. Nunca, ningún progreso tecnológico ha sido más caro. Por supuesto, hay cosas como nuevos fármacos que, cuando se lanzan, son más caros, pero la alternativa era la nada, y luego tienden a bajar de precio inevitablemente. Todo lo que se ha construido tiende, eventualmente, a bajar de precio y también a ser más distribuido.
Tal como pasa con la impresión 3D, con lo bueno y lo malo. La gente puede imprimir pistolas en cualquier lugar del mundo con una impresora 3D, pero también puede hacer juguetes en cualquier parte del mundo de forma más fácil y modular. O sea, ya no tenemos que comprar un bloque gigante, un monolito; podemos comprar las piezas.
Si algo es más barato, puedes producir más de eso. Si es más distribuido, lo puedes producir en cualquier parte.
Antes, la producción y la fabricación se concentraban en puntos específicos; incluso la construcción de tecnología tendía a concentrarse en puntos específicos.
Ahora, gracias a Starlink, internet, YouTube y GPT, cada vez podemos hacer las cosas en más lugares.
Siendo todo más distribuido, es más fácil que cualquiera pueda hacer las cosas de forma más modular.
Además, no necesitas hacerlo todo tú, y eso es cierto desde que empezó la computación. Uno dice: “Estoy programando una aplicación”, pero eso es solo la punta del iceberg. Por debajo hay una gran cantidad de módulos, librerías y sistemas que se conectan y te facilitan la vida para que puedas escribir tu código. Uno ni siquiera se da cuenta.
Si algo es cada vez más inteligente, significa que no necesitas entenderlo ni monitorearlo. Todo ya funciona así. Simplemente, no hemos tomado conciencia de hasta qué punto es así, pero estas tendencias no se detienen ni se revierten.
Si empezamos a proyectar estas líneas hacia el futuro, comenzamos a ver las cosas que se materializan.
Reducir la complejidad
No sé si han estado siguiendo los avances de Ruby on Rails y las charlas de DHH, pero parte de su filosofía es que nos estamos enredando tanto con tanta complejidad para lanzar una aplicación web, cuando antiguamente era subir un HTML a un FTP y tenías tu página web.
¿En qué momento nos complicamos tanto la vida? ¿En qué momento nos enredamos tanto?
Curiosamente, algunos de los progresos tecnológicos son más simples, y el hecho de que sean más simples también es una variable que los vuelve más accesibles.
O sea, no es solamente que nos hagan la vida más fácil a nosotros, los usuarios, mientras que por debajo es una maraña cada vez más compleja. Muchas veces es así, pero no siempre, y no lo es para todo el mundo. También podemos usar la inteligencia para simplificar las cosas, y hoy en día estamos teniendo más abundancia de inteligencia.
Por ende, podemos usar esa inteligencia para simplificar también, y esto habilita tres cosas.
1. Acceso universal al emprendimiento y startups de una persona
La primera es el acceso universal al emprendimiento. Y cuando digo que “se habilita”, no quiero decir que ya se materializó y que ahora corramos por los prados en pelota, sino que estas son cosas que se vuelven posibles: el acceso universal al emprendimiento.
Literalmente, cualquier persona va a poder hacer un producto. Por ende, explotarán las startups de una persona, o incluso de menos de una persona. Esto ya está pasando. Hay personas –y creo que incluso hay gente acá en la audiencia– que no trabajan en una sola cosa, sino que tienen un portafolio de pequeños negocitos, de pequeños proyectitos, y cada uno les renta un poco de plata.
Es decir, su dedicación es de 0.5 personas o incluso de 0.3 personas. Ni hablar de quienes se dedican full time a algo. Las startups de una persona van a explotar, porque cualquiera va a poder hacer una startup.
2. La hiperpersonalización y los hiper-nichos
Lo segundo: la hiperpersonalización y los hiper-nichos.
¿Qué pasa si cualquiera puede emprender y crear una startup? Tienes infinita competencia, porque, para lo que sea que quieras hacer, cualquiera lo puede hacer.
Tal como tú pudiste hacer un prompt y sacar una aplicación en dos minutos, el resto del mundo también lo puede hacer.
¿Cómo escapas de la infinita competencia?
Te refugias, te escapas, te vas hacia un nicho. Un nicho lo más específico posible, donde nadie más te haga la competencia. Un nicho que, necesariamente, está cerca de ti, cerca de lo que tú haces.
De esa forma, escapas de la competencia. Tal vez alguien está haciendo una aplicación de chat para los negocios de fintech en Santiago; bueno, yo voy a hacer una aplicación de chat para los negocios de fintech en el sur, en Valdivia. Y tal vez lo hago hiperpersonalizado e hiperespecífico para ese nicho y, por ende, no tengo que andar compitiendo.
Esto ya está sucediendo, solo que en una escala un poquito mayor.
Antes, esto no era posible porque las economías de escala no permitían hacer un producto tan específico, tan hiper-nicho, tan mega-personalizado. Entonces, esta es otra de las cosas que se empiezan a habilitar con todo esto que está pasando.
3. Productos y equipos cada vez más pequeños
Lo tercero: las empresas y los servicios se miniaturizan y se vuelven modulares.
Los equipos de trabajo son cada vez más pequeños.
Porque, si el costo de hacer algo baja en 100x y, al mismo tiempo, la facilidad para hacerlo sube infinitamente, entonces no necesito tanta gente para lograrlo. Necesito menos personas para operar. Por ende, mi overhead es más pequeño, lo que significa que puedo sacar muchas más cosas con una, dos o tres personas.
Todo tiende a modularizarse; todo se “apifica” (que es una palabra que he estado escuchando mucho en hackathones últimamente).
También se vuelve fraccional. Muchas personas aquí están comenzando a hacer su trabajo de manera fraccional, y la palabra “fraccional” hace tres o cuatro años ni siquiera la escuchaba.
Esto está empezando a pasar: se está subdividiendo, modularizando. Ya no necesitamos trabajar a tiempo completo en muchas cosas. Todo se convierte en un servicio, en una API. Además, muchas de estas nuevas posibilidades de negocio o hiper-nichos son agregadores o integradores de otras soluciones.
Por ejemplo, hay un servicio que se llama Merch. Merch lo que hace es ofrecer una API para conectarte con más de 200 servicios: CRMs, ATS, plataformas de pago, de contabilidad, de tickets, etcétera. Ellos han montado un negocio siendo agregadores de otras APIs. Eso ya existe, es un negocio que les va bien, ya se usa y es súper conveniente.
Ahora imaginen un esquema donde tal vez viene alguien más que se agrega a Merch y agrega otros agregadores.
O puedo hacer un Merch mucho más especializado. Si Merch se integra con 200 servicios pero lo hace de manera genérica, yo podría hiper-especializarme y ser un agregador solo para negocios de salud, porque la salud tiene ciertas necesidades que otros no tienen.
Otro ejemplo es Plaid. Plaid no es un banco; se especializa en una capa muy delgada de la experiencia bancaria: el registro y validación de identidad de los clientes y, por ende, el onboarding para asegurar las transacciones y mover dinero. Hoy en día, si quieres montar un neobank o una fintech, uno de los servicios que orquestas es Plaid. Nuevamente, esto ya está pasando.
Billie Eilish sacó una canción llamada Ocean Eyes, que fue la primera en volverse famosa. Es una canción que ganó triple disco de platino. Tradicionalmente, para hacer una canción con ese nivel de éxito, se requiere un montón de gente:
- Los músicos de sesión (tres, considerando que una persona puede tocar más de un instrumento).
- La persona que canta.
- El productor.
- El ingeniero de grabación, mezcla y masterización.
- El manager del estudio, porque, por supuesto, esto se tiene que grabar en un estudio.
Bueno, Billie Eilish y su hermano hicieron todo eso entre los dos, en el living de su casa, usando Logic Pro, y consiguieron triple platino.
El nivel de producción y calidad necesario para alcanzar ese reconocimiento y fama fue logrado por dos personas. Y no usaron inteligencia artificial, por si acaso. Esto demuestra que esta tendencia no tiene que ver solo con la inteligencia artificial, sino con hacia dónde nos lleva la tecnología como una globalidad.
Esto tiene tres consecuencias. Y si las empiezas a asimilar y a masticar, te deja pensando:
1. Mueren las job descriptions y los roles: dejas de definir tu carrera como una colección de tareas.
Si te preguntan: “¿Qué eres tú?”, y respondes “Soy programador” o “Soy diseñador”, te estás definiendo en función de una tarea. Pero las tareas ya no van a importar; las tareas las hará una inteligencia artificial. Entonces, si las tareas que solían definirte las hace una IA, ¿a qué te dedicas tú? ¿Cómo te defines tú?
Yo pienso –y esto es parte de mi volada; ustedes pueden tener la suya, y ojalá la tengan– que tu carrera se va a definir como expertise en un hiper-nicho. Es decir, serás una persona experta en algo que nadie más domina, y así definirás tu carrera. Por ende, los empleos, en lugar de ser un listado de tareas o funciones como “necesitamos que haga esto, cuide esto otro, programe aquí y mantenga esto allá”, se parecerán más a buscar un co-founder. Serán un llamado a una misión: “Quiero resolver este problema, y necesito a la persona que más se apasione por este tema en el mundo. ¿Dónde está? ¿Quién es?”.
2. El trabajo se vuelve remoto por defecto
Para mí, esto es una consecuencia lógica. Si vas a atender un nicho muy estrecho e hiper-especializado, más te vale encontrar a la persona que más sepa de esto en el mundo. Porque, si no la encuentras, alguien más lo hará, y perderás en la competencia. Por lo tanto, tiene sentido buscar a estas personas hiper-expertas, sin importar dónde estén, y la tecnología ya lo permite. Hace mucho rato que muchos de acá trabajamos de forma remota.
3. Todo pasa a ser protocolos que pueden interoperar y componerse
Todo se convierte en bloques de Lego. Lo que hoy entendemos como productos comienza a desarmarse; el famoso unbundle. Esto ya está pasando: productos que se convierten en combinaciones de piezas independientes que encajan entre sí, infinitos servicios e infinitas APIs.
Entonces, lo que uno llama un producto, en realidad, es una cáscara, una bolsa, una caja llena de piezas de Lego. En este ecosistema, donde tienes infinitos servicios, microproductos y nanoproductos, habrá compradores con inteligencia artificial que evaluarán una API. Automáticamente, decidirán si les sirve para su propósito y, si les sirve, comenzarán a pagar por ella en ese mismo momento.
Pasas de una idea a tener plata entrando en un día: lo que te demoras en sacar el servicio, lanzarlo, ser descubierto por uno de estos sistemas, y que comiencen a comprarlo y consumirlo. Porque consumir una API es fácil y rápido.
¿Dónde quedan los humanos en todo esto?
Nichos, nichos, nichos
Bueno, ¿dónde quedamos los humanos en todo esto? Esa es la gran pregunta. Yo creo que en dos grandes cosas.
La primera tiene que ver con el descubrimiento de nuevos nichos, porque, cuando hablamos de nichos, el nicho es algo que es inherentemente humano.
Las máquinas no tienen gustos ni necesidades. Incluso si una máquina expresa empatía o crea, es porque un humano le dijo que lo hiciera.
Los nichos son inherentemente humanos por dos razones. Primero, porque son arbitrarios. Acuérdense de los pokemones, esas tribus urbanas con sus propias necesidades, gustos y demandas específicas: ropa, maquillaje, música. Todo eso es arbitrario, es random, definido caprichosamente por nuestros gustos.
Segundo, los nichos están totalmente sujetos a la cultura y cambian constantemente. ¿Cuántos pokemones quedan? Ninguno, obvio, porque se aburrieron. Ahora hay nuevas tribus urbanas, nuevas estéticas y nuevos conceptos. Tal vez hoy están mucho más atomizados que antes. Piensen en cómo han explotado los géneros musicales: ya está pasando.
Con la famosa pirámide de Maslow, comenzamos satisfaciendo nuestras necesidades más básicas y luego nos vamos elevando.
Por ejemplo, los millonarios que empezaron explotando petróleo o vendiendo granos de maíz se hicieron ricos. Una generación más tarde, fundan institutos culturales, hacen filantropía. Nos elevamos.
Eventualmente, todos nos comportaremos como los billonarios actuales, porque las necesidades más plebeyas, más cotidianas, estarán cubiertas. Entonces, nos elevaremos y empezaremos a preguntarnos: ¿Qué le aporto yo al mundo?
Y nos vamos a mirar de manera más amplia, y vamos a tener un séquito de asesores y consultores virtuales que nos van a asesorar, tal como hoy en día asesoran a Bill Gates. Eso ya está empezando a pasar.
Nunca vamos a dejar de tener necesidades; por ende, siempre vamos a tener nichos nuevos que se podrán descubrir e inventar. Muchas de las necesidades que tenemos hoy en día, culturales y sociales, son inventadas por nosotros. Porque se nos antojó, y está bien, no hay ningún problema con eso.
Y eso me lleva a lo segundo: la creatividad y la redefinición estética. Descubrir nuevos nichos es un acto creativo, tal como cuando se lanza un nuevo género musical, un nuevo estilo estético, una nueva corriente de pensamiento, política o lo que sea. Hay un acto de creación, y seguiremos siendo los humanos, por mucho que las máquinas nos aceleren ciertas cosas.
Los humanos seremos quienes definamos qué es divertido, qué es cool y qué es atractivo, porque somos quienes tenemos gustos, preferencias y necesidades.
En este mundo, vamos a seguir queriendo entretenernos: ver series, ver TikTok o lo que sea que haya en ese momento. Vamos a querer vernos más bonitos, ganar poder, estatus, influencia, etcétera.
Esas necesidades primitivas van a seguir ahí. Y, si llevas esto a un extremo lógico: ¿en qué cosa eres más experto o experta que en ti mismo? ¿Quién sabe más de ti que tú? Por ende, creo que mucho de lo que va a ir pasando —y no tengo idea de cuánto tiempo tomará— es que lo que construyas será para ti. Serás tu primer y principal público objetivo, y vas a poder hacerlo.
Si llevamos todo lo que les he estado mostrando y lo proyectamos hacia adelante, tendemos hacia eso: tendemos hacia esa personalización.
No soy el único, afortunadamente, que está pensando en estas cosas. Esto lo dice Naval Ravikant:
Creo firmemente que el tamaño eficiente de una compañía se está achicando, miniaturizándose muy rápidamente, y por ende, el futuro van a ser casi todas startups.
Yo sé lo que están pensando ahora: “¿Quién es este weón? ¿Qué se fumó este weón? ¿Le queda de lo que se fumó?”
Yo no tengo ninguna autoridad para hacer estas predicciones. No tengo idea si se van a cumplir o no. No sé si va a suceder en 2035, 2100, 2026 o incluso antes, y no es el punto. El punto no es que me crean a mí. El punto es que están pasando cosas, y eso es un hecho.
Es importante que nos pongamos a pensar en hacia dónde nos llevan esas cosas.
Y, si quiero dejarlos con algo, es con esto: ¿cómo se ve ese mundo donde construir productos de lo que se te ocurra es trivial?
Necesitamos hacer esa reflexión. Necesitamos prepararnos para ese futuro, construirlo, hacerlo suceder nosotros mismos, entender hacia dónde van las cosas.
Todo el objetivo de esta charla, y la razón por la cual fui investido con el honor de abrir esta conferencia, es justamente para dejarlos pensando en esto. Y, si lo piensan, yo me doy por muy bien pagado.
¡Considérenlo!
Muchas gracias.