Hemos hablado en múltiples oportunidades sobre las bondades del trabajo remoto y cómo los profesionales y las empresas optimizan tiempo y espacio en función de una modalidad amigable, que permite compatibilizar sin problema vida personal y laboral.
Pero cada vez que hablamos de este tema, tendemos a situarnos en un nicho acotado, un espacio que comprende nuestra propia realidad regional o nacional.
Incluso si hacemos el ejercicio de compararnos con otras latitudes, no vemos este fenómeno como la tendencia mundial que es y las repercusiones que su instauración masiva y definitiva está teniendo en el planeta.
Según el estudio de “El Trabajador Digital” realizado por Citrix, 49% de los encuestados estaría dispuesto a cambiar de trabajo, incluso si otro lugar le pagase menos, pero le permitiese trabajar a distancia.
También el 46% asegura que le gustaría trabajar por metas y no por horarios fijos. Por otra parte, la demanda de movilidad de los trabajadores actualmente en Chile está obligando a varias empresas a modificar sus tecnologías y flexibilizar sus normas para una mayor productividad y seguridad de los trabajadores.
¿Pero qué sucede en el resto del mundo?
En Estados Unidos las cifras no sólo arrojan luces sobre el trabajo remoto, sino también sobre el reemplazo de los trabajadores por unidades de inteligencia artificial que realizarían las funciones de, por ejemplo, camioneros y empleados públicos. Para el 2021, en Norteamérica se espera que los robots reemplacen al menos un 6% de las actuales plazas laborales ocupadas actualmente por humanos.
Y leyendo el párrafo anterior me asalta otra pregunta:
¿Qué estamos haciendo actualmente con los “robots humanos” que ocupan cargos en instituciones públicas y privadas en Chile?
¿Quién se preocupa por ellos y les hace mantenimiento?
Claro, porque la comprensión empática y la toma correcta de decisiones es actualmente un bien escaso si analizamos los diferentes climas laborales en empresas y organismos donde se cumple un horario fijo de manera presencial.
El estudio realizado en Estados Unidos es lapidario: los robots son más simples, son más eficientes en la resolución frente a escenarios complejos lo cual los haría más eficiente.
Un robot no es infeliz, no se enoja, no se enferma y le da lo mismo trabajar en algo que no lo motiva verdaderamente ¿duro no?
El ámbito del transporte, la atención al cliente, la logística y muchos otros campos comenzarán a integrar la inteligencia artificial en reemplazo de la mano de obra humana. Empresas como Uber, Google y Tesla ya están trabajando en tecnologías que permitan funcionar sin choferes, ahorrando millones de dólares en costos de honorarios.
¿Pero qué sucede con el 6% que quedará eventualmente desempleado?
Esta cifra es enorme si la trasladamos a una economía como la de Estados Unidos y es sólo el comienzo. Si bien estas personas pueden ser reubicadas en otros puestos de trabajo, por ejemplo, controlando a los robots, la inversión también será grande en términos de capacitación.
Sin duda el escenario social se verá seriamente afectado si aumenta el desempleo, ya que hay una clara relación entre el aumento del consumo de drogas y el alza en la tasa de criminalidad si la desocupación experimenta un crecimiento.
Entonces, si por un lado los humanos estamos dirigiendo nuestro camino cada vez más hacia el modalidades de trabajo flexible y por otro, la industria reemplaza los costos de mantener personas en cargos de diversa índole por unidades de inteligencia artificial eficientes y económicas, podríamos observar en los próximos años mayor reticencia por parte de los trabajadores a abandonar las oficinas por temor a ser desplazado por una máquina.
Por ello, tanto las empresas como los trabajadores deben entender que nunca una máquina va a reemplazar en un 100% a una persona, tal vez si en una función específica o un trabajo de precisión, pero estas siempre debe ser supervisadas.
De igual forma, la pérdida de las relaciones humanas en todo orden conduce al fracaso de cualquier interacción (social, afectiva o comercial) que quiera llevarse a cabo. Entonces, no hablemos de extremos sino de matices a la hora de planificar el futuro en colaboración incorporando las funciones humanas y la tecnología, sin olvidar que personas felices trabajan mejor que máquinas bien aceitadas.
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9punto5 es un proyecto que no sólo promueve el trabajo remoto como una forma de desarrollo para la región y el país. También se preocupa por el futuro de esta tendencia que ha llegado para quedarse, procurando entregar consejos y velar por mejores condiciones en este ámbito para todos los trabajadores que apuestan por modernizarse.
Estamos organizado un workshop para saber de esto, y más. El 7 y 8 de Abril en Valdivia. 25 cupos.