¿Qué le falta a Valdivia para ser un hotspot de trabajo remoto?
- Romy Valenta
- 14 feb, 2017
Hace unos días grabábamos junto a parte del team organizador el tercer episodio de nuestro nuevo podcast, el cual debutará el 21 de febrero. Se armó una conversación bien interesante.
El tema era “Experiencia para visitantes”, el cual por sus diversas implicancias decidimos dividir en varios episodios, ya que creemos que precisamente es la experiencia de nuestro público, como también la de nuestros speakers, lo más importante a la hora de levantar un evento de las características de “9punto5”.
Dentro de esa reflexión, que implicaba conversar a calzón quitado sobre qué hicimos bien y qué nos falta para que la actividad sea realmente una experiencia de talla mundial, revisamos desde nuestra higiene personal hasta las condiciones que Valdivia ofrece como ciudad turística. Como comprenderán, la lejanía con la capital y esa chapa de ciudad terremoteada, lluviosa y alemanoide conservadora nos puso a divagar, siempre de la manera más constructiva por supuesto.
La cosa es que sin mucho pensar llegamos a 3 grandes necesidades, siempre buscando los must a la hora de producir un evento grande, pero también de poder llamarnos -con todas las de la ley- un hotspot para el trabajo remoto. Porque claro, no podemos abusar únicamente del tremendo entorno natural, del capital humano y de la infraestructura tecnológica que tenemos (si, aquí el internet funciona bacán), también hay que mejorar la conectividad, sacudirnos la burocracia centralista y exigir más y mejores espacios para reuniones sociales de carácter masivo.
1.- “Voy a Valdivia: mi bus llega a las 07:00 a.m ¿Me esperai con desayuno?”
¿Valdivia y Trabajo Remoto?
Una de los grandes inconvenientes a la hora de viajar desde Santiago hacia Valdivia es el horario del famoso Aeropuerto Pichoy, lo cual obliga muchas a veces a que la gente opte por llegar a Temuco o Puerto Montt.
Si a los itinerarios que ya son bien extraños y que, por ejemplo, no te permiten viajar por el día Santiago — Valdivia en avión ida y vuelta, le sumamos que por clima en invierno nos podemos quedar fácilmente vistiendo santos sin lograr abordar nuestro avión, terminamos optando por los incómodos y caros buses, que entre las guaguas llorando, las paradas de noche y el olor del baño deberían incluir una interconsulta al psiquiatra junto con el pasaje.
Por culpa de eso hay gente que decide no venir, siendo un lujo que no podemos permitirnos. Let’s do something!
2.- “Todo bien con el auspicio, el gerente regional me dijo que en 3 meses avisan”
Son pocas las empresas que poseen gerencia general o presidencia en Valdivia, sobre todo si se trata de cadenas nacionales o internacionales.
Sucede que, cuando nos acercamos con nuestro brochure, one pager y la mejor sonrisa a pedir auspicio (si es nos reciben) nos encontramos con que “todas las propuestas se envían a Santiago” y “aquí te podemos recibir pero más que eso…” y finalmente -para qué estamos con cosas- muchas veces nuestras carpetas nunca llegan a las manos indicadas y nos perdemos en la desdeñosa tierra de los mandos medios.
Exigimos mayor toma de decisiones en Valdivia, les aseguro que no se arrepentirán, sus empresas son importantes para nosotros, pero también ¡nosotros lo somos para ustedes!
3.- “Viene mi banda favorita. Iré a verla ahí mismo donde tus abuelos celebraron bodas de oro”
Este es un tema que me toca profundamente, porque algo pasa con los lugares en Valdivia (sin desmerecer a nadie) que hace que los eventos tengan CERO onda. Lo digo también desde la vereda de ser productora local, porque es bien fácil que todo lo que uno quiera armar termine pareciendo un matrimonio y nosotros no queremos eso.
Aunque me retracto, “9punto5” si está casado con el trabajo remoto, pero ustedes me entienden.
A lo que voy es que en una ciudad cultural, con la cantidad de eventos de alta convocatoria de toda índole que se producen durante el año, deberíamos contar con un Teatro Cervantes perfectamente restaurado, un Teatro del Río y muchas salas multipropósito, con la acústica adecuada y la ONDA necesaria para generar puestas en escena atractivas y mucho drama, porque la producción finalmente es eso, drama, escenografía, cabeza volcada en generar una experiencia sensorial que te haga sentir en un espacio único, no en las bodas de oro de tus abuelos, o de Kenita Larraín.
Ojo: no todo es queja. Finalmente, fuimos nosotros quienes decidimos hacer el evento en esta región hermosa y no en Santiago porque creemos en el potencial existe. De hecho, muchos de nosotros quiere vivir el resto de su vida en Valdivia, lo cual me parece una locura, pero nadie dijo que estábamos bien de la cabeza.
Sea como sea, no podemos dejar de interpelar a nuestros lectores y sobre todo (esperamos) que dentro de ese grupo de seguidores que nos lee y escuchará semana a semana el podcast, se encuentren también autoridades capaces de tomar decisiones importantes.
Con orgullo podemos decir que nosotros desde el mundo privado nos hemos levantado como un movimiento con una profunda vocación de servicio público, ya que dentro de nuestros lineamientos nos destacamos por un sueño común de mejor ciudad y condiciones dignas para los trabajadores remotos de todos los rubros, así que este mensaje transversal y constructivo esperamos que llegue a los oídos adecuados, ¡por favor!