Son las 4pm y afuera hay 34º. Pienso en la gente que ha salido a la playa sin importar que hoy sea día de semana y en aquellos que están tomando cerveza debajo de un árbol, pero hoy no es mi caso.
Mi casa es fresca y en días así agradezco no estar encerrada en una oficina. Reviso mi correo y luego Basecamp, tengo algunas tareas pendientes y me pongo manos a la obra, pero antes reviso qué tiene de nuevo Facebook.
Luego de ver 5 videos de gatos en Youtube, retomo el trabajo pero ya son pasadas las 5pm y tengo hambre, así que voy a la cocina, converso con mi perra que me pide un trozo de plátano y vuelvo a sentarme frente al computador. En el intertanto he recibido 4 correos más solicitando cosas y el trabajo se acumula. Pienso que terminaré a las 11 de la noche y podré ir por esa cerveza que anhelé a las 4pm.
Logro hacer la mitad de las cosas y me duermo con la sensación de que no ha sido un día productivo. Esto no me pasa todo el tiempo y es verdad que la gente que trabaja con horario fijo en trabajos convencionales también “saca la vuelta” igual o peor que uno, pero si hay algo que nos aplasta es precisamente permitir que esto ocurra de manera frecuente.
Es usual leer posts de personas exitosas que hablan maravillas sobre ser independientes y poder controlar tus tiempos, pero también hay que contar el lado B, lo que ocurre cuando no somos tan buenos ciudadanos y “nos hacemos trampita” al ser nuestros propios jefes. Por eso, he preparado un listado de 5 puntos que creo importante considerar a la hora de querer neutralizar al enemigo número uno del trabajo remoto: uno mismo.
1.- Uno mismo y la procrastinación
En el video que está al inicio del post el artista norteamericano Lev Yilmaz ha retratado de manera genial lo que hacemos cuando no hacemos nada y creemos que estamos haciendo cosas en el capítulo “Procrastination” de la serie animada Tales of Mere Existence.
En este breve video de Youtube podrán reconocer uno o varios comportamientos del típico trabajador remoto en un día de pocas ganas o baja concentración —eso sí en caso de estar trabajando les advierto, no ver el video que sigue y los que vengan después de ese.
2.- Hijos / Familia / Amigos
Cuando trabajamos en casa o no tenemos un horario fijo nuestros círculos cercanos creen que no hacemos nada, que nuestro trabajo no es de verdad, que no tenemos responsabilidades o que podemos postergar todo con tal de ir al supermercado, un bautizo o una actividad escolar. Y es cierto que podemos flexibilizar nuestra agenda y hacer cuadrar prácticamente todo. Finalmente, un trabajador remoto es también un “ingeniero del tiempo” (¿no todos deberíamos serlo?), pero el plano afectivo debe estar controlado con el fin de no postergar una buena oportunidad de avanzar en nuestros proyectos.
Consejo 💡: Detecta la hora del día en que te concentras mejor y trata de reservarla siempre para trabajar, así podrás dedicarle tiempo a quienes más quieres durante el resto del día. “La vida es lo que ocurre cuando estás preocupado planeando el futuro” es una frase que nos debería motivar a hacer las cosas de manera eficiente, pero también es algo que acabo de leer en Facebook cuando estaba eludiendo continuar con este post.
3.- Gente que trabaja de manera “normal”
Conectando con el punto anterior, uno de los incoming enemies más frecuentes son aquellos detractores del trabajo remoto, una raza de hombres y mujeres de traje dos piezas y corbata que nos apuntan con sus dedos corporativos como si fuéramos vagabundos.
Muchas veces las personas que no entienden que por el hecho de no tener un contrato con una empresa grande, no tener tarjetas de presentación ni oficina, no somos dignos de una reunión o de la confianza de realizar un trabajo para ellos. Pero, ¿qué podemos hacer? ¿Enojarnos? ¿Ver tutoriales de vudú y hacerles muñecos mientras procrastinamos?
Nuestra misión con estas personas es una sola: demostrar que somos igual de profesionales, entregar los trabajos a tiempo, realizar una buena post venta si el caso lo amerita y fidelizarlos como clientes. Si ellos viven una buena experiencia con nosotros, les garantizo que volverán a requerir de nuestros servicios. Recuerden que la misión del trabajador remoto en los tiempos que corren es de “evangelizar” y contarle al mundo que los jeans y las zapatillas son también un símbolo de formalidad y eficiencia.
4.- Redes sociales
Mientras leen este post ¿cuántas redes sociales tienen activas? ¿Facebook, Twitter, Instagram? Sin olvidar que WhatsApp TAMBIÉN ES UNA RED SOCIAL que nos quita mucho tiempo cuando nuestra mirada se desvía al ícono que nos dice que tenemos 25 mensajes sin leer en el grupo de ex-compañeros de curso.
Mi consejo 💡: desactiva las notificaciones y cuando estés trabajando no revises el inicio de nada. Piensa que lo realmente urgente va a llegar por mail, teléfono o es muy probable que tengas a alguien gritando en la puerta de tu casa si no terminas a tiempo lo que te comprometiste a hacer.
5.- Gente que trabaja contigo
Incluso dentro de tu mismo equipo de trabajo puedes encontrar algunos escollos para realizar tus actividades de manera ordenada. Tus compañeros de trabajo pueden distraerte con dudas, pidiéndote ayuda, enviándote memes muy divertidos o invitándote a tomar cerveza antes de terminar lo que tienes que hacer.
Por otra parte, algunos jefes no entienden que los fines de semana, las 2 am (a no ser que vivas en Australia) y los feriados no son momentos laborales. Esto puede hacer que tus ganas de ser eficiente se esfumen y que comiences a sacar la vuelta con mayor frecuencia.
Por eso mi consejo en este sentido es 💡: estipula desde un principio la modalidad de trabajo con tus jefes, clientes y compañeros de trabajo. De esta forma, será todo más fácil.
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